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El libro objeto: cuando la forma dialoga con el contenido

Foto del escritor: Calcetín LiterarioCalcetín Literario

Los libros han sido tradicionalmente considerados contenedores de palabras e imágenes, vehículos para transmitir historias y conocimientos. Sin embargo, el libro objeto rompe con esta concepción al convertir el soporte en parte activa del discurso. En estos libros, el material, la forma y la estructura física no son meros adornos, sino que dialogan con el contenido y lo potencian.

Johanna Drucker, en su estudio sobre la materialidad del libro, destaca que la experiencia de lectura en un libro objeto no solo se construye a través del texto o la imagen, sino también a través de la interacción física con el objeto mismo. Anne Moeglin-Delcroix, por su parte, resalta que estos libros proponen un tipo de lectura expandida, donde el lector no solo descifra significados, sino que también se relaciona táctil y visualmente con el formato. Así, la frontera entre libro, obra de arte y experiencia sensorial se vuelve difusa.



Ejemplos emblemáticos de libros objeto incluyen obras como Un coup de dés jamais n’abolira le hasard de Stéphane Mallarmé, que experimenta con la disposición tipográfica del texto en la página, o los libros escultóricos de Bruno Munari, que convierten la lectura en un acto de exploración. En la literatura infantil, autores como Katsumi Komagata han llevado el concepto a nuevas dimensiones, diseñando libros donde el plegado, los troqueles y el juego con la luz y las sombras enriquecen la experiencia narrativa.


En este contexto, La Hebra de Tamara Reyes Palacios es un ejemplo de cómo la forma puede entrelazarse con el significado. Este libro objeto, concebido en formato origami, se pliega como un dragón, permitiendo que sus páginas se desplieguen una a una o se lean como un acordeón. La metáfora central de la obra—la comunicación como un hilo que une a las personas—se refuerza en su estructura física: cada doblez sugiere una conexión, cada pliegue es un puente entre palabras e imágenes. Además, el acto de manipular el libro se convierte en un gesto simbólico que refuerza su mensaje: abrirlo es extender el hilo de la comunicación, cerrarlo es preservar un vínculo que sigue latente.


Así, el libro objeto desafía la idea del libro como simple contenedor de significado y lo transforma en un acto de experiencia total. La forma y el contenido no son independientes, sino que se entrelazan en un diálogo que amplifica la poética de la obra.

Si te interesa esta obra su lanzamiento es el 17 de abril, 2025.






BIBLIOGRAFÍA

  • Drucker, J. (1995). The century of artists' books. Granary Books.

  • Moeglin-Delcroix, A. (1997). Esthétique du livre d'artiste, 1960-1980. Jean-Michel Place.

  • Mallarmé, S. (1914). Un coup de dés jamais n’abolira le hasard.

  • Munari, B. (1984). I libri illeggibili. Corraini Edizioni.

  • Komagata, K. (1990s). Little Eyes series. One Stroke.

 
 
 

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